lunes, 29 de julio de 2013

Valencia

Hoy, fuimos a Valencia, que queda al sureste de Madrid.  Tomamos un autobús para llegar, y el viaje duró más o menos cinco horas.  Tengo una amiga que se llama Amanda que vive en Valencia, así que pasamos tiempo con ella la primera noche.  Nos encontramos en nuestro hotel, y dimos una caminata por la ciudad por la noche.  La ciudad es muy bella, y muy diferente a Madrid.  Valencia tiene menos de mil habitantes, así que el ambiente de la ciudad es más parecido a la ciudad de Boston.  Les cuento que entre estas ciudad y yo fue amor a primera vista.

Amanda nos llevó a uno de sus restaurantes favoritos de la ciudad y comimos muy bien y muy barato.  Amanda y yo, como no nos habíamos visto en 5 años, tuvimos mucho que contarnos.  Pasamos más de 2 horas comiendo y charlando en el restaurante (con mis otras amigas:  Cara, Estefanía, Cynthia y Emma.)  Ella empezó sus estudios en Middlebury College conmigo en 2007 y los terminamos juntos en el año 2010.   Huelga decir que estaba muy feliz de verla.  Después de comer, dimos otra vuelta por la ciudad por una hora, y luego nos acostamos.
Amanda y yo
El próximo día, nos levantamos muy tarde porque estábamos exhaustos por lo largo del viaje.  Fuimos primero al mercado Cabañal, donde se venden todos tipos de frutas, carnes, nueces, etc.  Queríamos ir de compras allí, pero uno de los vendedores nos dijo que los jueves son el mejor día para hacer las compras en ese mercado.  También, nos recomendó hacer nuestras compras en otro mercado que quedaba más cerca de la playa.

El mercado Cabañal
Entonces, al mediodía, más o menos, fuimos a la playa de Valencia para descansar y para tomar el sol por la tarde.  El agua estaba RIQUÍSIMA, casi como las tibias aguas del Caribe.  No había rocas en las playas y la vista era espectacular.  Todos los que me conocen saben que no soy un hombre de playa, pero la verdad es que me divertí tanto, y regresaría lo más pronto posible.  Lo único es que no me apliqué bien el bloqueador solar, por eso me quemé las piernas y me dolía mucho.  Tampoco recordé ponerme una gorra.  Pero aunque me dolía mucho el cuerpo, todavía estaba contento de estar en Valencia.  Echen un vistazo a las lindas fotos que bajé.  La playa es un verdaderamente tesoro.

Pasamos más o menos 4 horas en la playa, y después fuimos de compras al otro mercado.  Compré algunos recuerdos para mis amigos y para mi familia.   Todo estaba a buen precio.   Por ser tan fuerte el sol, tuvimos que regresar al hotel para recargar las pilas y para ducharnos.  Por la noche, nos perdimos mucho caminando por las calles, pero por lo menos tuvimos la oportunidad de ver más de lo que tiene para ofrecer Valencia por la noche.   Finalmente, encontramos buen sitio para cenar.  Pedimos muchas tapas y las compartimos todas.  Comimos patatas bravas, chorizo a la sidra, pan con salsas diferentes, pollo y algunas cositas más.  Después de comer, aunque estábamos ya muy llenos de haber comido tanto, caminamos a una heladería y comimos unos helados riquísimos.   Fue una noche fantástica.

En la playa con mis amigos

El centro

En el agua :) 

Nos despertamos DE NUEVO muy tarde porque las camas del hotel eran mucho más cómodas que las camas en la residencia universitaria.  Así que no nos sentíamos mal por haber perdido parte del día.  Sabiendo que teníamos que estar en la estación de los autobuses a las 6, aprovechamos nuestro último día en Valencia, y fuimos a la ciudad de las Bellas Artes para ver su famoso edificio.  La arquitectura es increíble, y las personas pueden poner los pies en el agua mientras disfrutan las vistas fenomenales.  No entramos en el edificio porque no había tiempo, pero sí nos sentamos un rato y hablamos del programa, y que solamente nos quedan 4 días más!!!! Es que no lo puedo creer, y aunque voy a estar feliz de ver a mi familia, y a mi novio y a mis amigos, también sé que voy a estar triste de dejar un lugar que ya ocupa una parte muy especial dentro de mi corazón.

Enfrente de la ciudad de las Bellas Artes
Otra enfrente de las Bellas Artes
Otra vista de la playa
Por la tarde, después de reflexionar sobre nuestras experiencias en Madrid, comimos paella valenciana, que normalmente sólo lleva pollo.  (La paella típica de Madrid, sin embargo, casi siempre lleva mariscos.)  Nuevamente, la comida estaba muy buena.  Hasta ahora, creo que la mejor comida ha sido la de Asturias, pero Valencia gana el segundo lugar.  Pedimos el menú del día, que siempre viene con un aperitivo, un plato principal y un postre por un precio fijo.  La paella sabía buenísima y también pedimos ensalada, calamares y unos postres deliciosos. 


Paella valenciana
Desafortunadamente, después de comer, tuvimos que ir a la estación de autobuses para coger nuestro autobús de vuelta a Madrid.  Estoy en el autobús en este momento escribiendo esta entrada, porque cuando regrese a casa, tengo que terminar con todos mis deberes.  Además, tristemente, la próxima entrada será mi última.  Será la entrada de despedida.  Pero no pensemos en eso ahora.  Pensemos en el hecho de que tengo 4 días más para disfrutar la vida de Madrid.

Hasta luego, Valencia, y buenas noches, Madrid. 






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